Qué hermosa es la experiencia de la gratuidad del compartir.

Este Viernes pasado, un grupo de compañeros de trabajo, nos juntamos con el ánimo de compartir. En eso estábamos, cuando alguien me llamó por mi rol "Directora" y otra persona dijo, acá ella no es la Directora, es ...y me llamó por mi nombre. Agradecida de la distinción, me quedé pensando lo fácil que es relacionarnos sólo a partir del rol que jugamos en el trabajo compartido. Pasamos tanto tiempo en ello, que es fácil identificarnos con él. El riesgo: olvidar que la esencia de nuestra identidad no está en lo que hacemos, ni siquiera en lo que sabemos, sino en lo que somos. Y todos, sin excepción, tenemos la posibilidad de regalarnos los unos a los otros. Que no nos turbe la logística. Que no nos desorienten la diversidad de tareas o responsabilidades. Abrámonos a la posibilidad de relacionarnos desde la libertad que nos dá nuestra dignidad.

Este Viernes tenemos la posibilidad de encontrarnos, abramos el corazón para darnos y recibirnos. Preparemos el banquete.